En realidad, en nuestro Proyecto de vida, lo que nos bloquea es la concepción dual. Según nos enseña el Tao, todo es la Unicidad, y sería nuestra forma de entender, nuestra concepción de lo que nos rodea, nuestra necesidad de comprender desde la Razón, la que interpretaría la dualidad. Es sencillo. No hay blanco y negro, sino infinita gama de grises. No hay dia y noche, ya que un instante después de lo que llamaríamos día, ya está la noche ganando espacio/tiempo...
No hay Masculino y Femenino como Entidades, sino un Ser, un alma que, en un momento concreto, toma un cuerpo femenino o masculino, teniendo en su interior, en todos los planos que lo compone, parte de uno y de otro.
La Dualidad es un concepto religioso-moral, muy utilizado para sus intereses por las diferentes iglesias y escuelas filosófico-religiosas, creando a su alrededor panteones, más o menos extensos, en los que se reflejaría la dualidad: dioses y diosas. Y dentro de la cultura judeo-cristiana-islámica, es cierto que se habla de la Unicidad, un solo Dios, masculino (claro) pero esta es la manera de esclavizar al Ser en un concepto de falta de desarrollo personal, de crecimiento desde su sexualidad y complemento del encuentro sagrado con el ser amado, de supeditación a esa Iglesia, doctrina y magisterio.
La dualidad en la pareja de amantes esclaviza porque impide el personal desarrollo, el personal crecimiento, la personal vivencia, supeditándola a la del otro.
El Sexo sagrado toísta expone la realidad como lo evidente, que cada uno tiene su sendero, su deseo, su inquietud, su enseñanza... Y compartiendo se apoya, crece, pero desde la Unicidad.
Meditaciones contemplativas taoístas Ren Tui
Escuela Manantial de Jade
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